miércoles, 11 de junio de 2008

Las Puñaladas en la Trinchera (I)



“De repente un dolor agudo en las costillas me hizo desenfocar la vista del Frente y mirar hacia el costado. Como si de un reflejo automático se tratara llevé mis manos hacia la herida de donde un hilo de sangre se derramaba mezclándose con el barro e impregnando el fondo de la trinchera. El golpe fatal había sido asestado en sus entrañas, en su protección, de repente, sin avisar… Aquello que creía era un lugar seguro, a pesar del fango, la lluvia, el frío, el sudor y las penurias, se iba a convertir en el verdadero eje de mi derrota.
Me enseñaron a luchar contra el enemigo, aquel que se muestra abiertamente en el campo de batalla, que lucha con sus armas frente a las mías, que a pesar de ser rivales nunca viene con engaños, mezquindades y mentiras. Es un enemigo puro, sin fisuras…
Me enseñaron a luchar, a pesar de las vicisitudes y contradicciones, con los de mi clase, con mi casta, sin tapujos, sin deformaciones, con la lealtad de los de antes, nuestros abuelos.
Pero nada me había preparado para sentir el afilado cuchillo de la traición, ese resentido esquizofrénico, del resquemor impávido, de la envidia encolerizada en un aquelarre de injusticia, de la ironía satanizada y focalizada en la perversión… Un puñal que entraba en mi cuerpo como ruin asesino ponzoñoso de oscuridades clandestinas y nocturnas. Nada podía doler tan hondamente como el arma fría y calculadora, sutil y afilada, empuñada por los que creí en un tiempo mis camaradas, mis compañeros de trincheras.
Cómo puedo ser el mismo si me acecha esta pena en el alma. Y no es más mortífera esta muerte por la gravedad de las heridas, sino por la mano que te sostiene, farragosa en el estoque y austera en la mirada, pues hoy me has matado en esta muerte mortal que me has clavado

!Oh cuchillo desdentado!”


FUENTE FOTOS: http://images.google.esimgresimgurl

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