domingo, 16 de noviembre de 2008

Tercera Parte. Bolivia, Rurrenabaque: Laguna de Patos

Juancarí sabe que el yaguaraté volverá, que no cejará en su empeño de cobrarse su presa. Se ha retirado, aturdida, pero ese lapsus será tan solo temporal y vendrá a por él, tan seguro como que todavía respira.
El olor de su sangre es una fragancia que se extiende por la selva amazónica embriagando a todos sus habitantes, pero ninguno iguala en poderío a ese felino, a ese poderoso animal que con sus 1,7 metros de longitud, una altura de 75 cm. y casi 100 kilos de peso, es capaz de aniquilar de una sola zarpada a un tapir o a un caimán.
Al que llaman “Carí el Manechi” todavía recuerda cuando su padre le contó cómo un jaguar se llevó a Ichema del campamento que habían establecido durante una batida de caza. En el sueño de la noche, el hermano mayor de Juancarí, había sido arrastrado de su refugio hecho de troncos y ramas, para no saberse nunca más de él, ni siquiera sus restos habían sido hallados para poder enterrarlos y llorar sobre su tumba. Nadie en el campamento había oído ni sentido nada. El sigilo, la rapidez, la viveza y la habilidad del jaguar eran cualidades bien conocidas por todos los autóctonos del lugar y esa noche había hecho alarde de ellas.




Con un esfuerzo tremendo logra levantarse. Pronto anochecerá y su vida correrá más peligro que nunca, pues el jaguar es hiperactivo de noche y obstinado, muy obstinado, sobre todo cuando una hembra tiene que alimentar a 4 cachorros. Sabe que vendrá a por él en cualquier momento. Con un dolor insoportable que le quema las entrañas comienza a caminar hacia el río. Su única salvación es tirarse a las aguas del Beni para que éstas lo arrastren lejos de allí.
Aún no entiende cómo ha podido escapar al zarpazo mortal del yaguaraté, quizá su instinto de supervivencia le avisó en el último instante y por eso las garras afiladas del jaguar no habían penetrado en sus carnes musculosas lo suficiente como para desgarrar sus pulmones. Luego, en la reyerta entre hombre y bestia, había podido agarrar un palo y asestar un golpe tan brutal que hubiera acabado al instante con cualquier otro ser vivo.


En la tranquilidad de su refugio, yaguaraté sangra por la herida infligida por el que debería ser ahora su comida y la de sus cachorros. Limpia la sangre que ha fluido del corte producido por el golpe tremendo que ha recibido de esa presa que creía tener garantizada. Aparta con su hocico a sus crías que le reclaman insistentemente alimento. Olfatea el aire, ese aroma penetrante que se introduce por sus narices siguiendo el camino traquial, llegándole a sus terminaciones nerviosas que recorren acaloradamente el camino hacia el pasado, son descargas eléctricas que le traen recuerdos instintivos, gustativos, sensoriales… Ese tipo de presa ya la había degustado anteriormente y un impulso irrefrenable invade su cerebro y sus músculos se tensan.



Juancarí oye un rugido detrás de él. El corazón le palpita de forma desbocada, la sangre comienza nuevamente a fluir por la enorme herida que le ha desgarrado el pecho. El río está cerca y con un esfuerzo sobrehumano aligera el paso. Siente el aliento del felino a sus espaldas y de pronto un desgarro en su dorso lo tira de bruces, cayendo a un metro de las aguas del río Beni.


En aquel punto la corriente es muy fuerte y tan solo necesita un impulso para que su cuerpo quede a expensas de las aguas bravas. Pero el jaguar le ha atrapado una pierna clavando y penetrando sus colmillos en el muslo, produciéndole un dolor insoportable, mortífero, devastador. Con todas sus fuerzas se arrastra con las manos desgarrando el suelo y destrozándose las uñas, intentando deszafarse de aquella bestia, pensando en dejarse ir, en perder el último combate de su vida y entregarse a la muerte. Pero finalmente su cuerpo entra en el río y el jaguar, al que no le gusta zambullirse, lo suelta, perdiendo así nuevamente a su presa, mientras observa como las espumas burbujeantes de aquel muro de agua se la lleva a gran velocidad.




1 comentario:

yonatan dijo...

hola desde chile santiago como estas jose luis no se si te acuerdas de mi soy el joven que te vendio telas en santiago de chile el bombero voluntario , bueno pasaba por tu blog y que de imprecionado con tu fotos y comentarios que lata que pasen cosas aya sobre tu sabes lo de tu conpañero bombero pero bueno todo tiene solucion bueno espero que estes bien junto a tu señora los dejo y respondeme a mi correro topochico666@hotmail.com
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