viernes, 30 de julio de 2010

Vuelve la misma sensación. Vietnam V

Unas manos poderosas se cierran sobre tu garganta, sin dejarte posibilidad a, por lo menos, liberar un grito. La inmundicia se desparrama por tu cuerpo impregnando tus poros, tu ser, tu alma…
Deseas morir, pero el instinto de supervivencia, cruel y estoico, te mantiene con vida, para recordar, para volver a pensar, para sentir por el resto de tu vida. Es como revivir un olor que te transporta, que te bloquea…
Tom miraba extasiado las violaciones. Desgarros de ropas, llantos incontrolados, súplicas en un idioma desconocido, escenas absurdas que nunca hubiera imaginado, lujuria y más lujuria de verdugos contra sus víctimas. De alguna manera aquellos hechos dejaron a algunos seres en estado de coma y a otros en el olvido.
Tu cabeza da vueltas como en un sueño; restriegas tu cuerpo desgajando la piel, como queriendo quitar algo que queda sellado de por vida. Y lo sabes, lo sabes… Vives y no olvidas… Y además crees que eres el culpable, el sucio…
Tu mirada enfoca el infinito y dejas de ser humano. Pronto lo sabría…


Pham Van Phu Ngao vio como asesinaban a toda su familia, como violaban a su madre y hermanas. Aún recuerda sus gritos y llantos, como extendían sus manos, en un gesto de súplica y socorro. Pero Pham Van Phu Ngao también era desgarrado de su niñez. Sin saber por qué ni cómo lo ultrajaban en cuerpo y alma.
Pero ahora, Phu Ngao consolaba a Tom, aquel enorme hombre que lloraba desconsolado en la fría lápida que contenía los restos de su existencia, de lo que una vez fue… Sabía que Tom era una víctima más, quizá su sufrimiento fuera más terrible que el suyo, pues no hay más tortura que el sentirse culpable de un delito, ser consciente del daño causado.


Yo en mi persona, deseo ser mil y una vez la víctima, pues la culpabilidad no está en mis registros como ser humano y sin embargo aprendí a soportar los envites de la vida, como ente razonable; aprender de ellos para ser mejor, para aportar a la humanidad, en mi modestia y humanidad…
Más de 400 vietnamitas murieron en My Lai y hoy el nombre de la aldea simboliza el salvajismo de Estados Unidos. El gobierno le echó la culpa a unos soldados desbocados, pero como escribió el historiador Howard Zinn: "En cuanto a My Lai, solo los detalles son únicos".
Los detalles que os cuento son los pormenores de la vida, de una vida que hoy por hoy aún no entiende, que se niega a creer que hay algo oculto en la percepción de un océano de fuego, como una fiebre regresiva, cayendo en el abismo de mis manos callosas como las que son ahora, pero tiernas y dulces como las que fueron…
My Lai, Vietnam, difícil será dejarte en el olvido. Serás un Deja vu insistente, caminos que vuelves a pasar, que volveremos a pasar…



Agarrado a mi cámara como un poseso, mi pasión se desata, como energúmeno indefinido. Deseo captar todos esos detalles que llevaré de regreso a mi rutina. Es como querer obtener parte de la existencia de estas gentes. Es mejor no preguntar, solo constatar, en una refriega inmutable en la que está el bien o el mal… Aunque he de decir que es un camino muy difícil de solventar… Este es un descuido que ya nada ni nadie puede impedir.